Mayo 2017. Los medios de comunicación y redes sociales han comenzado a anunciar las candidaturas de diferentes partidos políticos para las elecciones de alcaldes y diputados previstas para 2018. Como es habitual en El Salvador, la agenda nacional entra en modo "elecciones" con bastante anticipación y da origen al denominado ciclo político que finalizará con las elecciones presidenciales de 2019.
La relación entre el ciclo político y los resultados económicos ha sido objeto de amplias investigaciones y debates. Ciertamente, el principal canal de transmisión de la política en los resultados económicos es por medio de la variable de inestabilidad e incertidumbre que una elección puede generar en los agentes económicos. La realidad que en una democracia, de manera regular, cambien los liderazgos político genera, de suyo, un grado de incertidumbre ante los cambios que pueden darse en el entorno regulatorio, en la política económica o en liderazgos regionales. Quizá la relación más visible sea con la inversión privada, ya que los agentes económicos suelen esperar las principales decisiones de inversión hasta que el nuevo mapa político es conformado.
De alguna manera, toda elección genera un impacto en los niveles de confianza. Se entiende confianza no únicamente como una racionalización de una dimensión emocional o de comportamiento individual, sino la manera en cómo un colectivo social hace frente en el tiempo a la incertidumbre.
Diferentes investigaciones muestran que, de manera consistente en un amplio grupo de países, la inversión privada tiende a ser menor ante un ciclo electoral en un tasa promedio de 4.8% para países de la OCDE. La principal razón para esta reducción es la incertidumbre que todo proceso electoral abre en el agente económico, es decir, el motivo precaución predomina en los gastos de inversión. En otras palabras, una cierta desaceleración en el ciclo económico es generada por el ciclo electoral y de alguna manera esperada en los resultados económicos.
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Fuente: BCR
Sin embargo, la recuperación de la actividad económica se encuentra relacionada con la menor o mayor capacidad de predicción de los resultados electorales, del grado de influencia política en las actividades económicas y de los pesos y contrapesos institucionales de los entornos políticos siempre cambiantes.
El Salvador ha visto degradada sus calificaciones de riesgo siendo la base de esta situación, la alta polarización política que impide llegar a acuerdos en temas como la reforma del actual sistema de pensiones y un marco fiscal de mediano plazo sostenible. Diferentes voces del quehacer nacional urgen a los actores políticos a dejar sus posiciones partidarias y buscar espacios de consenso y de acuerdos en beneficio del país. La percepción ciudadana indica que si bien este acuerdo es deseable, es más imposible dado el elevado nivel de confrontación de los partidos mayoritarios, aunque en política todo es posible.
La percepción de los agentes económicos sobre la capacidad de llegar a acuerdos y de anticipar resultados es muy importante para el ciclo productivo y especialmente para el ciclo de inversiones. Una elección es necesaria para fortalecer el desarrollo y fortalecimiento de la democracia, y los sujetos políticos deberían estar conscientes que una actuación madura políticamente contribuye enormemente a dar certidumbre a los agentes económicos.
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