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Innovación y Competitividad

Dentro de las grandes tendencias del comercio internacional, la creación de bloques regionales de comercio es sin duda uno de los aspectos de mayor relevancia y con importantes implicaciones para los países en desarrollo. Los acuerdos regionales como el TPP o el Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y los Estados Unidos, son mecanismos para buscar una mayor eficiencia en las actuales redes comerciales y que pueden derivar, en algunos casos, en importantes desviaciones del comercio, especialmente para los países en desarrollo, caracterizados en muchos casos por canastas de exportación y de mercados de destino poco diversificados.

Ante estos cambios en el escenario internacional, el fortalecimiento de la competitividad es sin duda una apuesta importante para reducir los riesgos asociados de fluctuaciones en los flujos de comercio. En torno al tema de competitividad, hay una extensa literatura en la región que ha profundizado en variados aspectos como las opciones de política pública para el fortalecimiento de la competitividad, el rol del sector privado, las áreas de concentración estratégica, el financiamiento, el marco jurídico, la reducción de la burocracia y la tramitología innecesaria, la formación y especialización del recursos humano o el desarrollo de infraestructura para incrementar de manera sostenida la competitividad en el mediano plazo.

En la competitividad, tanto nacional como regional, las actividades de innovación empresarial son esenciales para mantener y sostener la capacidad competitiva en los mercados nacionales e internacionales y precisamente son áreas que, por su naturaleza y quizá compleja y multidimensional implementación, han sido poco desarrolladas de manera sistémica en el país. La innovación, ya definida por el economista austríaco Joseph Schumpeter en 1934 como el motor del desarrollo económico, proponía una serie de tipos de innovación que, dado su alcance y naturaleza, pueden ser innovaciones radicales por la naturaleza del cambio que originan o incrementales, que se suman a un proceso continuo de cambio. Los tipos de innovación por tanto pueden ser por introducción de nuevos productos, introducción de nuevos métodos de producción, innovaciones derivadas por la apertura de nuevos mercados, innovaciones por nuevas fuentes de suministros e insumos y, finalmente, innovaciones por la creación de nuevas estructuras de mercado en un determinado sector de actividad económica.

Actualmente la innovación desde una perspectiva mucho más amplia, se reconoce como un componente sistémico de las economías y de las sociedades y que hacen referencia a los aspectos propios de las empresas. En este nivel, las innovaciones son generalmente por productos, innovaciones por procesos productivos, innovaciones por aspectos relacionado con la mercadotecnia e innovaciones por aspectos organizativos. Abundan ejemplos de firmas internacionales que han logrado importantes cuotas de mercado por las innovaciones que han generado en uno o varios aspectos de los anteriores.
Pero, adicionalmente, la innovación hace referencia a los sistemas educativos y de investigación,  a los marcos regulatorios, a la infraestructura, calidad y desarrollo institucional y a las políticas públicas relacionadas con el impulso y desarrollo de la innovación. Desde esta visión más amplia, el impulso de la innovación, especialmente de aquellas innovaciones estrechamente ligadas al entorno empresarial en El Salvador y en la región Centroamericana es uno de los aspectos más apremiante para el desarrollo de la competitividad de los próximos años.


De acuerdo al Informe de Innovación Global 2014, preparado por la Universidad de Cornell, INSEAD y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, los países de la región centroamericana tienen grandes desafíos para los próximos años en materia de competitividad por medio de la innovación.



En la región centroamericana, los países mejor evaluados son Panamá, ubicado en la posición 52 y Costa Rica en la posición 57. El resto de países se encuentra en posiciones muy bajas dentro del ranking de 143 países. Guatemala en la posición 93, El Salvador en la 103, Honduras en la 118 y Nicaragua en la 125.

Para la construcción de estos índices se ha tomado en cuenta aspectos como el capital humano y la investigación, las condiciones de infraestructura, la sofisticación del mercado y de los negocios, los resultados de conocimiento y de tecnología y los resultados creativos de las sociedades.

Uno de los aspectos derivados de este índice y que resultan de la información disponible es la debilidad respecto de la creación del conocimiento. Este aspecto es esencial debido a que la menor creación del conocimiento  está estrechamente ligada a una falla en el proceso de mismo de construcción de conocimiento que se deriva del acervo de información que es rico y abundante en toda sociedad. Dentro del denominado ciclo del conocimiento, se distinguen una serie de etapas esenciales para entender cómo se genera el proceso de transformación de la información en conocimiento y cómo, a su vez, este nuevo conocimiento incrementa el acervo de información y nuevo conocimiento.



De acuerdo a este sencillo pero poderoso concepto (ver figura) se puede analizar dónde están los desafíos de las economías, de las empresas o de los sectores para generar, para crear nuevo conocimiento. Las innovaciones suceden a diario, es parte de la  naturaleza humana, pero es necesario un entorno que permita que esas innovaciones se traduzcan en fuentes sostenibles de competitividad. No importa si es la aplicación de un nuevo proceso productivo en una empresa de confección, un nuevo empaque en una compañía de dulces, una nueva molécula en una compañía de productos farmacéuticos o si la empresa es pequeña o grande. Todas las innovaciones tienen el mismo ciclo.

El desarrollo e impulso de las actividades de innovación pasar por una serie de pasos que suelen ser muy complejos de implementar en países en desarrollo. En primer lugar se requiere un liderazgo comprometido, tanto en el sector privado como en el sector público que busque un puente permanente entre el incremento de la competitividad y de la innovación y el desarrollo de una clara estrategia que, al menos desde la dimensión empresarial esté indisolublemente ligada a la información del mercado. En este sentido, el desarrollo del talento humano está no únicamente en el conocimiento explícito sino en el tácito, en el desarrollo de personas creativas y una cultura de innovación.

El comercio exterior es una de las más importantes actividades de generación de empleo e ingresos en El Salvador y Centroamérica pero, por su misma naturaleza, sujeto a las variaciones de los flujos internacionales.  Una de las apuestas para mantener una base sólida de exportación es apostar por la innovación como fuente de competitividad sostenible. 





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