A espera de la toma de posesión del Presidente Electo
Donald Trump en 2017, las decisiones en materia de política comercial
internacional de la nueva administración en la Casa Blanca causan incertidumbre
en un panorama donde los pronósticos de crecimiento del comercio global son muy
modestos.
El enorme peso de los Estado Unidos en los flujos globales de
comercio parece razón más que suficiente para alimentar esta incertidumbre. Los
primeros damnificados ha sido el Acuerdo Transpacífico de Cooperación, mejor conocido
como el TPP y el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) aún bajo
negociación con la Unión Europea.
Pero veamos, Estado Unidos tiene 14 acuerdos comerciales
firmados y en vigencia con 20 países en el mundo de acuerdo a este detalle:
NAFTA
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Canadá y México
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CAFTA-DR
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Costa
Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras Nicaragua y República Dominicana
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Bilaterales
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Panamá, Colombia, Perú
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Región
de Asia Pacífico
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Australia,
Corea del Sur y Singapur
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Oeste
Medio y Norte de África
|
Israel, Jordania,
Bahrein, Marruecos y Omán
|
Para 2015, el 47% de las exportaciones de Estados Unidos fueron
hacia los 20 países bajo los anteriores TLC señalados, por valor de $710
billones de dólares, sin contabilizar las inversiones extranjeras directas de
los Estados Unidos en esos países.
Además del mapa comercial bajo TLC, China, Canadá y la Unión
Europea (UE 27) son los principales socios comerciales de EEUU. Solo en el caso
de China, el comercio de bienes y servicios fue de $659.4 billones de dólares,
con exportaciones hacia China por valor de $161 billones de dólares e
importaciones por valor de $497.8 billones de dólares.
Los mensajes del Señor Trump durante la campaña en materia
de política comercial recuperaron un inusual mensaje proteccionista en materia
comercial, más propio del discurso
antiglobalizador y la decisión no impulsar el TPP, congelar las
negociaciones del TTIP o anunciar que revisará el NAFTA marca una línea de
acción muy diferente a sus predecesores en la oficina oval.
La pregunta de fondo es cuáles serán las principales líneas
y medidas de acción materia comercial de la nueva administración. Es difícil deducirlo
ya que aún no existe un claro mapa de objetivos al respecto. De declaraciones
de campaña, se deduce que algunos objetivos serían reducir algunos déficits
comerciales, lo que supondría introducir o restablecer algunas barreras
arancelarias y no arancelarias o medidas
fiscales para impedir la relocalización de las empresas, pero con costos
económicos muy elevados en el marco de cadenas integradas de valor.
Para los países del CAFTA, especialmente para ciertos
sectores que veían una fuerte amenaza en el TPP, el anuncio no impulsar la
ratificación de dicho acuerdo sea una noticia alentadora, pero los mismos
argumentos proteccionistas pueden ser utilizados contra el mismo CAFTA. Habrá
que seguir con especial cuidado la medidas efectivas en materia comercial que
serán implementadas y ver qué tan lejos o cercad están del discurso.
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